Guerreros Desnudos

Algunos cronistas escribieron sobre los guerreros celtas que combatían completamente desnudos, tal como nos ha legado cierta iconografía etrusca, griega y romana. A estos se les llamaba "gaesatae" (nombre que deriva de "gae", lanza), y bien pudieran ser una clase especial de guerreros que recibían una formación militar especial que les imbuía una ética de combate en la que enfrentarse a cuerpo limpio venía a ser un símbolo de estar cubierto por la protección de los dioses. Eso, lejos de inferirles algún tipo de fragilidad, ya infundía miedo en el enemigo nada más pasado el momento de curiosidad.


Así aparecieron en batallas recogidas por historiadores, como la de Cannas o la Telamon, en el norte de Italia. O en el saqueo de Roma o en Asia Menor. Tal muestra nudista al parecer se reservaba exclusivamente para la guerra, a tenor de la piel extremadamente blanca con que son descritos.
Polibio los describió en primera línea de la batalla de Clastidium (222 a.C.): "Eran aterradores los gestos y la apariencia de los guerreros desnudos de la vanguardia. Todos fascinantes hombres en la flor de la vida, perfectamente constituidos y que, con su virilidad en alto y adornados con torques y brazaletes de oro, presentaban batalla".

El romano Tito Manlio "Torcuato" recibió su apodo tras vencer en combate singular a un galo que lo desafió desnudo y quedarse con su torque como trofeo.

Algunos historiadores señalan también el factor médico de la desnudez del guerrero: evitar las infecciones que pudieran provocar los restos de tejido incrustados en una herida. Claro que, aun sin desnudarse, antes de un enfrentamiento, los guerreros celtas solían adelantarse para mostrar sus atributos sexuales al enemigo, mientras alardeaban de su historial bélico y les insultaban.