Altares de fecundidad

En el promontorio rocoso del cabo de Fisterra (el Finisterre clásico) el mito ha convertido en esclavo al propio hechizo que provoca su presencia y desde tiempos remotos fue receptor de cultos en honor de a divinidad solar que desaparecía en el océano sin fin. La leyenda popular sitúa en este lugar el levantamiento del legendario altar pétreo Ara Solis, el santuario del sol poniente erigido en honor del divino astro en el fin de la Tierra. No sólo tendría este templo un carácter votivo sino que, en su origen, el lugar donde fue levantado era destino de creyentes que se acercaban al otero con objeto de rendir evidencia a la capacidad reproductora que se le otorgaba a una piedra de a fecundidad que se encuentra en sus alrededores, y que la naturaleza había conformado en forma de lecho, a donde las parejas que tuvieran problemas para procrear debían desplazarse. Allí, en la cumbre del monte San Guillerme, fue levantada una ermita con el indudable objeto de cristianizar, una vez mas, un lugar dedicado a los cultos de fecundidad. Así lo atestigua el propio Padre Sarmiento, que nos señala la existencia de una piedra que tenía la virtud de hacer fecundas a las mujeres: "Era como una pila o cama de piedra, en la cual echaban a dormir marido y mujer que por estériles acudían al Santo, y en aquella ermita y allí delante del Santo engendraban ...". Una superstición que se repite en la cima del vecino monte Pindo donde se encuentra uno de estos altares de la fecundidad, al que no sólo se le atribuye un gran poder regenerador en su hierba, que crece de la noche a la mañana, y la abundancia de plantas medicinales, sino que loes estériles e infecundos tienen entre sus piedras solución a sus males.

Mas es este litoral gallego especialmente abundante en ceremoniales de culto a las rocas, pues ya desde un principio tuvo un importante ascendiente sobre todos y cada uno de los pueblos que, atraídos por el apocalíptico finis terrae, con audacia conquistaron estas tierras.

Altar do Apóstolo Santiaguiño do Monte
También es un lugar de profunda raíz jacobea como el Santiaguiño do Monte, en Padrón, las piedras nos legan una pronunciada naturaleza ritual ya que el peñasco que domina la cima sobre el que se han erguido un cruceiro y una imagen de Santiago, conjunto conocido como Altar do Apóstolo, en tiempos remotos tuvo propiedades fecundadoras, situación que intentó evitar el cristianismo dando un significado jacobeo al emplazamiento rocoso. De esta manera hoy en su cima se reunen los fieles para la exaltación de la figura del Apóstol sobre un lugar de marcada simbología religiosa, antes profundamente pagano y actualmente sacralizado por la religión oficial. De igual modo sucede en otro de os más importantes santuarios de fe mariana, el situado al pié de la playa de A Lanzada (Sanxenxo / Pontevedra), donde nuevamente volvemos a encontrar unidos numerosas leyendas y mitos relacionados con poderes curativos, eliminadores de maldad y, otra vez, fecundizadores. Aquí un fenómeno erosivo del mar ha estimulado la imaginación popular de tal manera que una oquedad en as rocas situadas en la orilla detrás de la ermita ha adoptado una hechura de cuna en la que yacen los creyentes. De nuevo el Berce (cuna) da Santa aparece aquí con características sanadoras y fecundizadoras, estas últimas en relación con "el baño de las nueve olas", uno de los ritos más llamativos que se puedan encontrar en la "tierra de las meigas" y que se relacionará más a fondo en un próximo post.